diciembre, 2020

Dr. Miguel Barea: “Los tratamientos personalizados son más eficaces y elevan la tasa de éxito”

“Cada uno de nosotros es único y diferente al resto, esta certeza también se cumple en la medicina y en la reproducción asistida. Las personas contamos con diferentes factores demográficos o genéticos, y de la misma manera, cada mujer presenta distinta reserva ovárica”, explica el doctor Miguel Barea, director médico de la Unidad de Reproducción del hospital IMED de Valencia.

El especialista subraya que la solución a la diversidad es individualizar y personalizar los tratamientos. “En reproducción asistida necesitamos marcadores concretos que nos permitan individualizar los tratamientos con el fin de maximizar resultados, y minimizar complicaciones y riesgos. El objetivo es administrar a cada paciente la medicación precisa y la dosis adecuada en el tiempo establecido, aumentando significativamente la eficacia y las tasas de éxito”.

Cada mujer nace con todos los óvulos de los que va a disponer a largo de su vida. Sus gametos maduran de manera periódica desde la pubertad hasta la menopausia. La reserva ovárica es el número de óvulos restante en los ovarios de una mujer y se encuentra directamente relacionada con la capacidad de tener hijos. “Los marcadores son sustancias que indican el estado biológico, y ayudan a obtener una información pronóstica real acerca de las posibilidades de concepción, lo que permite valorar el tratamiento de estimulación más adecuado, para obtener el mayor número de óvulos posible y elevar la probabilidad de éxito. Por eso, los marcadores individuales son necesarios para evitar tanto el sobretratamiento en mujeres con alta respuesta ovárica, como el infratratamiento en mujeres con respuesta ovárica disminuida”, expresa Miguel Barea.

Tipos de marcadores

Cada vez aumenta más el número de mujeres que deja su maternidad para el momento en el que encuentra la estabilidad emocional, económica, social e incluso física, y que a día de hoy ronda los 39 – 40 años. Cabe señalar, que esta circunstancia marca bastante divergencia entre el reloj biológico y el personal. Biológicamente, a partir de los 38 años, la reserva ovárica disminuye no sólo en cantidad, sino en calidad. Ante esta situación, el especialista incide en que:

  • La edad es el mejor biomarcador de la calidad de los óvulos. A mayor edad se obtiene un menor número de ovocitos, lo que disminuye la probabilidad de embarazo y la tasa de implantación ovocitaria.
  • En un estudio de fertilidad en edad avanzada, la hormona Antimulleriana (AMH) tiene un importante valor predictivo de la capacidad ovárica. Mediante un análisis de sangre se mide la reserva ovárica. 
  • El recuento de folículos antrales (RFA) se realiza mediante una ecografía. Un estudio demostró en 2012 que los resultados del recuento de folículos antrales y la determinación de la antimúlleriana, son menores en mujeres cuyas madres tuvieron la menopausia antes de los 45 años.

“Para la mayoría de los médicos, la valoración más fiable de la reserva ovárica es la combinación del recuento de folículos antrales con hormona antimúlleriana. Es resultado de ambos marcadores nos aporta la información necesaria para aplicar el protocolo más adecuado dirigido a obtener el mayor número de ovocitos en una estimulación ovárica”, asegura el especialista.

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